El aguacate saca la cara
El negocio de los sueños de quienes nacieron en los 70´s y los 80´s

¿Puede la entomofagia salvar al mundo?

Por Maria Catalina Niño, Bartolina 2012

El acelerado crecimiento de la población humana es un tema de gran interés en el mundo contemporáneo pues conlleva un elevado consumo de recursos, muchos de ellos limitados. Según un reporte de la FAO en 2013, para el año 2050 seremos más de 9 mil millones de personas, implicando una mayor demanda de alimentos y con ello, un aumento en la producción de ganado tradicional. Este último, está íntimamente relacionado con fenómenos como la deforestación, la producción de gases de efecto invernadero, un alto consumo de agua y el agotamiento de terreno cultivable, debido a la emisión de amonio que participa en la nitrificación de los suelos. Ante este panorama, la entomofagia, que es el consumo de insectos, aparece como una fuente de proteína alternativa sostenible debido a que su producción requiere menor cantidad de terreno, hasta mil veces menos litros de agua por Kg producido y una menor generación de gases de efecto invernadero.  Adicionalmente, se ha demostrado que, en insectos como los grillos y saltamontes, la proteína obtenida de su consumo es de buena calidad (contiene amino ácidos esenciales) y se encuentra en mayor proporción que las grasas y azúcares.

 En Latinoamérica, la entomofagia no es una costumbre nueva. El consumo de insectos ha estado presente desde siempre y en países como México, los chapulines (saltamontes) y los escamoles (larvas de hormiga) se consumen de forma habitual. Incluso en Colombia el consumo de la hormiga culona es una costumbre aceptada. Sin embargo, en el hemisferio norte, en países como Estados Unidos, algunos países de Europa, e incluso en las grandes ciudades de Latinoamérica, como Bogotá, la entomofagia es un tabú, haciendo casi imposible que la población cambie un bistec por un plato de grillos.  Es a partir de esta realidad, que proyectos como el mío proponen incorporar insectos en matrices alimentarias sin que el consumidor vea el insecto entero, pero aun así obtenga todos los beneficios de su consumo.  

Mi proyecto de investigación busca mejorar las propiedades funcionales de la proteína obtenida de grillos, de manera que pueda ser incorporada en matrices alimentarias, como una mezcla para pancakes, por ejemplo, generando un producto enriquecido en proteína y que no contenga ingredientes provenientes del ganado tradicional, resultando en un producto más nutritivo y sostenible. Adicionalmente, me interesa estudiar posibles beneficios adicionales al consumo de insectos, como propiedades bioactivas, tales como propiedades anti diabetes, antihipertensivas y antioxidantes.

Maria Catalina Niño - Bartolina 2012

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